28 de septiembre de 2011

Para pensar el texto de Tedesco y Tenti Fanfani


Tedesco, Juan Carlos; Tenti Fanfani, Emilio (2004) "La reforma educativa en la Argentina. Semejanzas y particularidades". En: Las reformas educativas de la década de 1990. Un estudio comparado de Argentina, Chile y Uruguay. BID, Ministerios de Educación de Argentina, Chile y Uruguay.
  1. Caracterice los principales ejes de la reforma educativa argentina de los 90.
  2. Describa los dos enfoques que se evidenciaron al momento de discutir las estrategias de la reforma.
  3. En términos de los autores, ¿cuál es el antecedente "más importante" de la Ley Federal de Educación? Describa los acuerdos básicos.
  4. ¿Cuáles fueron los principales resultados del proceso de transformación educativa?

Cuadro comparativo sobre las reformas educativas de los 90 en Argentina


Cuadro comparativo elaborado por la compañera Claudia Schafer, en el marco de la exposición que realizó en la clase del 27/9:

LAS REFORMAS EDUCATIVAS EN LA DÉCADA DEL 90
Tedesco - Tenti Fanfani[i]
TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA Y REFORMA EDUCATIVA EN LA  ARGENTINA
Braslavsky[ii]

Respecto de los antecedentes:
·      La ley 1420 (1884): obligatoriedad, laicidad, gratuidad. Estructuró el primer desarrollo del sistema educ. nac.
·      1990: demandas del sector productivo por recursos humanos más calificados y competitivos, y demandas políticas por el retorno a la democracia y el Estado de Derecho



·        Ley 1420 (1884): sólo válida para establecimientos primarios.
·        1989: consenso sobre la necesidad de generar un marco regulatorio para toda la educación, que debía apoyarse en las conclusiones del Congreso Pedagógico Nacional.

Respecto del contexto de las corrientes discursivas:
·      Despolarización del debate político y polarización social.
·      Disociación entre las políticas educativas y las económicas: el debate coincide con las discusiones sobre el rol del Estado y la privatización de las empresas públicas, los intereses estaban en otros frentes, no el educativo.


Corrientes políticas que ofrecieron elementos discursivos:
·         Neoliberalismo
·         Neoconservadurismo
·         Visiones tecnocráticas
·         Visiones neokeynesianas
·         Visiones humanistas de la social-democracia


Respecto del contexto social:
CONTEXTO ADVERSO:
·      Empeoramiento progresivo de las condiciones de vida de la población.
·      Estabilidad monetaria (ley de convertibilidad) que mejora el poder adquisitivo de los sectores medios.
·      Signos regresivos en la distribución del ingreso, crecimiento de la pobreza y desocupación.
·      Docentes en situaciones pedagógicas más difíciles y también en condiciones de pobreza: mayor cantidad de familias dependen de su salario: familias pobres.




·        Demandas de mayor calificación para el sistema laboral.
·        Aumento de las tazas desempleo.
·        Aumento de los porcentajes de hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas.
·        Congelamiento salarial docente

Sobre los ejes orientadores  de la reforma:
1)     Estructura de niveles y extensión de la obligatoriedad.
2)     Renovación de los contenidos curriculares (CBC).
3)     Institucionalización de un sistema nacional de evaluación de la calidad educativa.
4)     Políticas compensatorias (Plan Social Educativo), estructuras edilicias, equipamiento sobre todo de la ½ de los establecimientos más pobres y becas (3° ciclo y Polimodal).
5)     Modernización en la gestión: desburocratización de las prácticas administrativas.
6)     Mayor inversión: se dispuso duplicar la inversión gradualmente.



·         Inclusión de mayores
cantidades de estudiantes.
·         Reconversión de la
estructura del sistema
educativo.
·         Actualización de los
contenidos y metodologías de 
enseñanza.

Respecto de su implementación:
Carácter integral y sistémico de todo el sistema educativo.
La Ley Federal de Educación  más que regular situaciones existentes, se proponía crearlas. Por ser una ley del poder Legislativo, supone garantías de continuidad, legitimidad de las acciones.





Presenta debilidades de consenso, debido a que:
1)  El acuerdo parlamentario es un acuerdo político, no involucra a los actores internos, por lo tanto no es suficiente para crear compromiso de los mismos: ejemplo: carpa blanca.
2)  No fue suficiente para comprometer a todas las jurisdicciones, ejemplo: capital federal
3)  El propio gobierno nacional no cumplió las normas legales (financiamiento)





Primera ley de educación que implica al sistema educativo completo.
Anteproyecto: aprobado en el recinto, resistido en las calles por los docentes: resistencia a una ley que respondía a ajustes fiscales, de inspiración neoliberal.
      Diálogo con los sindicatos docentes (Rodríguez y Decibe): texto de la Ley Federal de Educación. Presupuesto educativo incrementado a razón del 20% anual, programa nunca asumido por el conjunto del Ejecutivo Nacional.


·        Parte de los sectores perciben que reciben más educación pero de la misma.
·        Si bien los recursos materiales son necesarios, no son suficientes para cambiar el valor agregado de sentirse parte.
·        Diversidad formativa anárquica: se intenta entonces una estructura curricular básica, soporte flexible de espacios donde organizar los C.B.C
·        Muchos déficit están instalados en las limitaciones socioeconómicas de la Argentina contemporánea.

Respecto de los resultados:
a)  Impacto sobre la cobertura: ampliación de oportunidades de educación básica beneficiando a población de bajos ingresos. La expansión de la matrícula estuvo acompañada de menores resultados desde la retención y la calidad de los aprendizajes. Fracaso: desafío de la oferta a sectores sociales antes excluidos de la escolaridad.
b)  Impacto sobre la calidad: implica ritmos más lentos que la cobertura cuantitativa. Significativa actualización de los contenidos escolares, que no está a la altura de los requerimientos.
c)  Inversión educativa: caída de la misma, en el nivel medio: las provincias debieron asumir las ¾ partes de la inversión y las metas del Pacto Federal Educativo no se han cumplido.
d)  Calificación y profesionalización docente: programa masivo: Red Federal de Formación Docente Contínua. Masividad en la oferta, pero la calidad sigue siendo desafío.
e)  Menor desigualdad en la oferta a través del plan de mejoras de la infraestructura y los equipamientos didácticos, y plan de becas: oportunidades de escolarización de adolescentes, por primera vez pos-primaria.
f)   Nueva división de trabajo entre Estado Nac (sistema de estadísticas y evaluación de calidad) y Pcias (financiamiento y definición de políticas de educación básica): no todas las provincias cuentan con los mismos recursos para asumir estas funciones= desigualdades interjurisdiccionales en los índices de rendimiento: brecha educativa persistente y profunda.
g)  Los cambios en la estructura son más evidentes que los cambios en las prácticas, los procesos y los productos del sistema. Ruptura de dos culturas institucionales: primaria y secundaria
Ubicación del 3° ciclo: esquema diversificado:
·         Integrado
·         Articulado
·         Autónomo
h)  Sensación de desautorización de los saberes docentes y un sentimiento de amenaza a sus puestos: los docentes son funcionarios, no profesionales liberales, por lo que no se debe confundir la adhesión con la obediencia rutinaria a las disposiciones que “bajan” de las instancias de poder. No contó con el apoyo decidido de los docentes en las aulas.


a)   El avance en la inclusión: gran dificultad en una pedagogía apropiada para adolescentes que estaban fuera del sistema.
b)   Entre 1993 y 1999, incremento en los resultados de aprendizaje en las provincias con mayor porcentaje de hogares con NBI, donde hubo más inversiones de recursos. 
c)    Recursos: préstamos del B.M y del B.I.D; Los destinados por muchas provincias ascienden al 25% de su presupuesto. Recursos utilizados para infraestructura, equipamiento, pero no salarios docentes: los gremios piden mejoras salariales a través de la Carpa Blanca, se implementa el Fondo de Incentivo Docente (1998).
d)   Avance en la dignificación de los espacios de aprendizaje y trabajo escolar, lejos de los necesarios, los modelos de capacitación docente no fueron adecuados para fortalecer su propia capacidad de encontrar soluciones.
e)   Involucramiento de niveles técnicos y docentes, pero no se logró construir una alianza generalizada y menos aún una contracultura de convivencia.
f)    Fue posible concebir el cambio sistemáticamente.
Nuevo modelo mixto de gestión que permitió acumular experiencias y resolver problemas en paralelo: debilidad en no incluir a las fuerzas sociales no gubernamentales.
g)   Los niveles de primario y secundario no fueron gestados como consecutivos, la reestructuración los pensó como un continuum de 5 ciclos: primarización, o secundarización del 3° ciclo? : sentido de las políticas: reinvención.
Diversidad demasiado amplia de trayectorias educativas.
h)   Se logró que la innovación salga del lugar de trasgresión, instituyéndose en deseable, pero pocas evaluables, firmes y transferibles. difícil el diálogo con los involucrados para que puedan resignificar las propuestas estatales y ausencia de capacidad para montar metodologías de cambio concertado de estructuras y prácticas de largo arraigo.

En términos macroeducativos:
El Plan Social Educativo tuvo efectos compensadores, pero no modificó las tendencias y situaciones estructurales.

El Ministerio se convirtió en instancia de asistencia técnica, definición de criterios normativos, productor de información, evaluador del rendimiento y compensador de las diferencias.



Tendencias cuantitativas: expansión de la magnitud y expectativas de escolaridad crecientes, pero desigualmente distribuidas. La expansión de la matricula se relaciona con la demanda de mayor calificación para el empleo, y el incremento de la desocupación, lo que impulsó a los jóvenes a permanecer más tiempo en el sistema educativo.



[i] Tesdeco, J.C. y Tenti Fanfani, E. (2004) “La reforma educativa en la Argentina. Semejanzas y particularidades”, en Las Reformas Educativas en la década de 1990. Un estudio comparado de Argentina, Chile y Uruguay. BID / Ministerios de Educación de Argentina, Chile y Uruguay. Grupo Asesor de la Universidad de Stanford. Buenos Aires.
[ii] Braslavsky, Cecilia (1999) Transformación y reforma educativa en la Argentina: las políticas educativas entre 1989 y 1999. Buenos Aires.

26 de septiembre de 2011

Datos importantes...

FECHA DEL PRIMER PARCIAL: Martes 11/10

BIBLIOGRAFÍA:

  • Inés Aguerrondo y Susana Xifra (2002). “Cap. 1: Escuelas del futuro en sistemas educativos del futuro. Qué es innovar en educación”, en La escuela del futuro. Cómo piensan las escuelas que innovan. Buenos Aires. Papers Editores
  • Oszlak, O. (1997), “Cap. 1: Lineamientos conceptuales e históricos”, en La formación del Estado argentino. Editorial Planeta.
  • Naradowski, M. (2003), “Cap. 4: Desestatalización y reestatalización del sistema escolar”, en Después de clase. Encantos y desafíos de la educación actual. Buenos Aires. Ediciones Novedades Educativas.
  • Filums, Daniel (1995) “Cap. 2: Estado, sociedad y educación en Argentina: una aproximación histórica”, en Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos. Buenos Aires. Troquel.
  • M. de Puelles Benítez (2006) “Cap. VII: El problema de la globalización y la educación; Cap. VIII: El problema de los derechos sociales: Estado de bienestar, neoliberalismo y educación”, en Problemas actuales de política educativa. Madrid. Ediciones Morata.
  • Filmus, Daniel (1997) La descentralización educativa en Argentina: elementos para el análisis de un proceso abierto. Coloquio Regional sobre Descentralización de la Educación en América Central, Cuba y República Dominicana (1997 Nov. 3-5: San José).-CLAD; Países Bajos. Gobierno Nacional; Costa Rica. Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica; Costa Rica. Ministerio de Educación Pública.
  • Feldfeber, Myriam; Ivanier, Analía (2003) La descentralización educativa en la Argentina. El proceso de transferencia de las instituciones de formación docente. Revista mexicana de investigación educativa. Vol. 8, núm. 18, pp. 421-445. CMIE. México, D.F, México.
  • Tiramonti, Guillermina (1999) Los imperativos de la política educativa de los 90, Revista Propuesta Educativa, FLACSO, N° 17, Buenos Aires.
  • Torres, Rosa María; Coraggio, José Luis (1997) “¿Mejorar la calidad de la educación básica? Las estrategias del Banco Mundial”, en La educación según el Banco Mundial: un análisis de sus propuestas y métodos, Buenos Aires, Miño y Davila editores, Centro de estudios multidisciplinarios fundación.
  • Tiramonti y Suabsnabar (2000) La reforma educativa Nacional. En busca de un interpretación, Revista Aportes, Nº15 (otoño), Asociación de Administradores Gubernamentales, Buenos Aires.
  • Braslavsky, Cecilia (1999) Transformación y reforma educativa en la Argentina: las políticas educativas entre 1989 y 1999. Buenos Aires.
  • Tesdeco, J.C. y Tenti Fanfani, E. (2004) “La reforma educativa en la Argentina. Semejanzas y particularidades”, en Las Reformas Educativas en la década de 1990. Un estudio comparado de Argentina, Chile y Uruguay. BID / Ministerios de Educación de Argentina, Chile y Uruguay. Grupo Asesor de la Universidad de Stanford. Buenos Aires.

19 de septiembre de 2011

Charla-debate en la UNQ (Martes 20/9)


Las Universidades del Conurbano:
Actualidad y Desafíos

Martes 20 de Septiembre, 19:30 Hs. - Salón Auditorio Nicolás Casullo UNQ
(Roque Sáenz Peña 352 - Bernal)

Panelistas invitados:
Aritz Recalde (UNLA-Director de Posgrado), Octavio Miloni (UNAJ-Coordinador Ing. Informática), Juan Ignacio Lozano (UNLP-Docente Investigador Conicet-Trabajo Social) y Daniel Carceglia (UNQ- Coordinador del Programa de Graduados)

Cierre musical:
A cargo de Daniel López

Organizan: FRENTE UNIVERSITARIO PARA LA VICTORIA
Auspicia: LIC. EN CIENCIAS SOCIALES

17 de septiembre de 2011

Algunos temas abordados el día 13/9


REFORMA DEL ESTADO, REFORMA EDUCATIVA Y DESCENTRALIZACIÓN

1.  Crisis del Estado y Reforma educativa
La crisis del estado de tipo benefactor, tuvo lugar en el marco de fuertes disrupciones sociales y económicas en el espacio local. Su crisis se produjo sin haber podido concretar el horizonte universal de inclusión social que prácticamente todos los Gobiernos democráticos se propusieron durante la segunda mitad del siglo XX. El Gobierno de Carlos Saúl Menen, llevará a cabo un drástico proceso de reforma estatal, y de apertura económica para incorporar al país al mercado globalizado de bienes, servicios, tecnologías y capital.
“enmarcado en un debate mundialmente extendido sobre el papel y el tamaño del estado y el rol del mercado, el desempeño / implementación de la política de privatizaciones impulsada por el gobierno justicialista a partir de mediados de 1989, significa una verdadera estrategia de transformación profunda de la relación estado / sociedad y de los vínculos entre los distintos grupos, clases y actores configurados durante largas décadas en la Argentina, y constituye la culminación de tendencias estructurales gestadas durante muchos años en tensión con las crisis y las mutaciones del mercado internacional”[1].
En este contexto se modificaron las bases normativas y académicas del sistema educativo nacional que fueron fuertemente resistidas por los actores del campo gremial docente. La cuestión educativa cobró centralidad en la agenda de los poderes públicos, y cuestiones como la descentralización, la extensión de la obligatoriedad, los nuevos modos de gestión institucional, o la formación del profesorado, alcanzaron el rango de política del estado bajo el discurso político ideológico de la evaluación, donde las apelaciones a la calidad educativa, redefinían los vínculos entre el estado, la educación y la sociedad civil. Las políticas públicas fueron impulsadas desde el Poder Ejecutivo Nacional, quien completó el proceso de transferencia a las provincias, y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de los establecimientos educativos todavía en jurisdicción del Ministerio de Educación de la Nación, mientras se impulsó la sanción de la derogada Ley Federal de Educación, y de la Ley de Educación Superior.

2.  Actores y definiciones político – ideológicas de la reforma educativa
Las políticas públicas de la época se cristalizaron desde el protagonismo, por activo o reactivo, de relevantes actores del campo político académico, del gremialismo docente, de la Iglesia Católica, y de nuevos actores como los Organismos Multilaterales de crédito, que como en el caso del Banco Mundial, financiaban lo que ya por entonces se denominaba como reformas de Estado de segunda generación[2].
(...)  las corrientes políticas que ofrecieron elementos discursivos a esos actores fueron: i) el neoliberalismo partidario de la creación de un quasi mercado educativo y de la reducción del papel del estado a su mínima expresión, ii) el neoconservadurismo partidario de la imposición de contenidos valorativos acordes con las interpretaciones de sectores relevantes de la jerarquía de la Iglesia Católica por parte del Estado Nacional, iii) visiones tecnocráticas promotoras de una rápida y masiva incorporación de nuevas tecnologías de la comunicación, la información y organización de escuelas,  iv) visiones neokeynesianas orientadas a la redistribución de recursos a través de la educación utilizando al aparato estatal nacional como agente redistribuidor y, v) visiones humanistas de democracia social preocupadas por la renovación de los contenidos y prácticas de enseñanza, a la par que por el fortalecimiento del conjunto de los actores del sector[3].

3.  Política educativa y sector universitario en la Argentina de los 90
En las políticas universitarias, la ideología de la evaluación operó como ordenadora de un discurso que comprometía por primera vez, desde la Reforma del 18, a redefinir en el marco de la autonomía, las relaciones de las Universidades con el Estado y particularmente el mercado. Este nuevo discurso ordenador formaba parte de un proceso de transferencia internacional donde los organismos multinacionales cobraban un rol relevante en la definición de las políticas. Con medidas efectivas de políticas públicas de fuerte impacto en la gestión económico financiera, y en los modelos de gestión académica, el nuevo marco regulatorio común para todo el sistema, incluyó también al subsistema privado[4].
En las Universidades tradicionales, cruzadas intensamente por lógicas políticas partidarias antagónicas al gobierno nacional, se opusieron a las políticas de reforma. El argumento de esta resistencia, girará en torno a la amenaza, que tanto el marco regulatorio, como el conjunto de mediadas significaba para la tradición reformista que la Universidad Pública había recuperado desde la transición democrática de los años 80. También en esos años el Congreso de la Nación creaba un conjunto de universidades en el conurbano bonaerense que desarrollaron modelos institucionales alternativos a los modelos tradicionales, cuyas autoridades procesaron desde un acercamiento crítico las políticas universitarias impulsadas.
Las Universidades y el Estado habían construido un tipo benevolente de relación propio de los Estado de tipo Benefactor, que con la excepción de los períodos de facto, había regido durante más de medio siglo los vínculos, siempre controversiales entre las casas de estudio y los poderes públicos. Este tipo de relación va a ser drásticamente modificado en los 90, cuando a las definiciones ideológicas del estado de tipo benefactor se le abrieron paso las definiciones ideológicas del estado evaluador que perseguían básicamente la “accounntability”, con la introducción de mecanismos de distribución presupuestaria en función de asignaciones competitivas ligadas al desempeño y al resultado, lo mismo que de procesos sistemáticos y de evaluación institucional de las funciones sustantivas. De esta manera, en el marco de la reforma de estado de segunda generación, tuvo lugar un nuevo contrato entre Universidad y Estado y mercado, en lo que Krostch ha apuntado como morosa construcción del Estado Evaluador.

4.  Educación pública y reforma constitucional
Simultáneamente a los procesos de cambio estructural, en esta década tiene lugar la reforma de la Constitución Nacional, cuyo trámite de sanción tuvo consecuencias en el campo educativo más allá de la voluntad de quienes las promovieron, mediante lo que se conoce como Pacto de Olivos, suscripto por Carlos S. Menem y Raúl Alfonsín.
Si bien, como lo señala Saín, la cuestión motora de esta reforma lo constituyó la reelección presidencial, a partir de la propia dinámica que adquirió la Convención Nacional Constituyente, entre convencionales “pactistas” y “antipactistas”, dio lugar a un juego institucional que permitió correr el centro de atención a cuestiones trascendentes como el tema federal, la incorporación de los tratados internacionales, la cláusula del desarrollo humano, o cuestiones relativas a la problemática del género. Fue así que la cuestión educativa ausente en el núcleo de coincidencias básicas, ingresó en la agenda constituyente al tratarse las modificaciones previstas para el artículo 67° que establecía las funciones del Congreso Nacional.
“(..) el tema educativo, inicialmente no habilitado y que se incluyó como parte de las atribuciones del Poder Legislativo, incorporando como saludable saldo el de la constitucionalidad del principio de la autonomía y autarquía universitarias, así como el reconocimiento de la responsabilidad indelegable del estado en materia educativa y de los principios de gratuidad y equidad de la misma (...)”[5].

5.  En búsqueda de interpretaciones
La magnitud de los cambios educativos reseñados hasta aquí, pero sobre todo el debate generado en torno a las orientaciones políticas del proceso de reforma, han abierto en el ámbito académico y político un debate, que da cuenta de permanentes tensiones y conflictos interpretativos. Como  señala Tiramonti, es necesario construir hipótesis interpretativas que identifiquen y construyan sentido a la paradoja generada por los imperativos de la política educacional de este período, donde el estado con pretensiones redundantes del sistema, alcazaba un protagonismo que sólo encontraba parangón con la etapa de creación del sistema:
“La paradoja de un estado en retirada y de una reforma educativa que le otorgaba protagonismo en ese campo, estaba a nuestro entender, relacionada con la redistribución de funciones, recursos de poder, prestigio y legitimidad, que generaba el proceso de reestructuración por el que atravesaba el país. Se trataba de una reconfiguración del campo donde se desenvuelven la acción del estado y la de las escuelas. El cambio desplazaba al estado y a las instituciones educativas de sus posiciones previas y los colocaba ante la necesidad de redefinir los espacios a ocupar y las funciones a través de los cuales se legitimarían esos espacios”[6].

6.  La descentralización elevada al rango de política pública: un breve recorrido en la historia de la educación argentina.
El proceso de  descentralización fue una de las políticas maestras de la reforma educativa en los años 90. La cuestión se había instalado desde la década del 60, durante el Gobierno desarrollista de Arturo Frondizi, cuando se firmaron con algunas jurisdicciones federales convenios para que las mismas administraran servicios educativos en la órbita del Ministerio de Educación Nacional. Este proceso de descentralización operó en gran escala a partir del año 1978, cuando las Escuelas Lainez fueron transferidas en su totalidad a los estados provinciales. Recibieron la denominación de Escuela Lainez (autor de la norma) aquellas instituciones educativas, que desde el año 1905 se crearon bajo dependencia del Consejo Nacional de Educación, en aquellas provincias y territorios nacionales que registraran altas tasas de analfabetismo. La mayoría de estas escuelas se ubicaron en el interior rural, y a medida que avanzó el siglo, en la periferia de los centros urbanos. Se concretaba de esta manera lo que en el campo de la política educativa se estudió como el principio de acción concurrente del estado nacional con los estados provinciales.
Las medidas adoptadas en 1978 fueron  resueltas en el marco de políticas de estado que propiciaron un rol subsidiario del estado en materia educativa, y dentro de una lógica propia del campo económico que tendía a reducir los costos del gasto social educativo propiciadas por las políticas de ajuste fiscal implantadas por la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz.
El tema de la descentralización fue rescatado como parte de la agenda de la transición democrática, que como se señaló en la clase anterior, alcanzó su máximo nivel de debate en el Segundo Congreso Pedagógico Nacional. Las conclusiones de ese debate proponían que una futura ley orgánica de educación recogiera la puesta en marcha de proceso de descentralización educativa que, sin renunciar al rol principalista del estado en materia educativa, desburocratizara la gestión educativa, redefiniera el rol de las jurisdicciones, incluyera la participación de las comunidades educativas en el gobierno escolar, y regionalizara los contenidos del currículum.
El tema volvió a entrar en la agenda pública durante el proceso de reestructuración de los años 90, cuando el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso el proyecto de la Ley de Presupuesto Nacional para el año 1992. El Ministerio de Economía había incorporado un capítulo destinado a la transferencia de los servicios educativos, de educación  media y superior, que aún continuaban en órbita de la cartera educativa nacional. También se incluyó la transferencia de todos los servicios de salud pública (hospitales). El debate generado cuando se comenzó a debatir la ley de presupuesto, obligó a que el Congreso Nacional aprobara una norma mediante la cual se fijó que el traspaso de los servicios educativos se realizara mediante acuerdos, que cada provincia firmará de forma gradual y negociada con el estado nacional.
Una vez más, la lógica desde la que se llevó a cabo la descentralización educativa fue impuesta desde los tópicos de la política económica nacional, fuertemente influida por los organismos multilaterales de crédito, y orientada a completar los procesos de reforma de estado de segunda generación.
A  partir de ese momento la agenda parlamentaria incluyó la cuestión educativa, sancionado el marco regulatorio al que se hizo referencia en los puntos anteriores. El proceso de descentralización tuvo lugar en el marco de un escenario político marcado por la emergencia de un paradigma educativo sostenido en el contexto de la competitividad, donde el estado redefine sus espacios como actor central de las regulaciones sociales, y a la vez genera el consenso para su repliegue[7].
En el proceso de descentralización operó una lógica de tipo financiera, pero en la redefinición del rol estatal, éste se reservó lo que a partir de ese momento se denominaron políticas compensatorias, del tipo Plan Social, Escuelas Nuevas, o Programas de Reconversión Docente, a los fines de implantar la extensión de la obligatoriedad escolar, lo mismo que el desarrollo de los nuevos contenidos curriculares, desarrollados en los Contenidos Básicos Comunes.



[1] Thwaites Rey, Mabel, ¿Qué estado después del estatalismo? En El Rediseño del perfil del estado, Documentos de la Facultad, Facultad de Ciencias  Económica de la Universidad de Buenos Aires 1994, p 1.
[2] Se  entiende  por  reformas  de  estado  de primera  generación  el  conjunto  de  políticas  públicas  que pivotearon sobre el proceso de privatización de los activos estatales (empresas públicas) y desregulación de la economía, en tanto que las reformas de estado segunda generación son las relativas a la reforma de los cuerpos institucionales del estado, que en el caso argentino , y en el sector educativo, se llevó a cabo mediante la descentralización.
[3] Braslavsky, Cecilia, Transformación y  reforma educativa en la Argentina:  las políticas educativas entre
1989 y 1999. Buenos Aires. 2000.
[4] Araujo Sonia, Universidad, Investigación e incentivos. La cara oscura, La Plata, 2003, p 37.
[5] Feijoo, María del Carmen, Una mirada sobre la Convención Nacional Constituyente, en Revista de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, p 94.
[6] Tiramonti Guillermina Opuc. Cit pp 14 –15.
[7] Tiramonti Guillermina, opus cit p 21-22.